22 de noviembre de 2008

Caso Charles Horman LA CONEXIÓN NAZI

De acusador pasó a acusado. La increíble vida del único procesado por la muerte del periodista estadounidense, deambula por los oscuros senderos de los organismos de inteligencia y los movimientos nacionalistas.



La resolución fue significativa, pero aún existen capítulos en las sombras. En diciembre pasado, el juez Jorge Zepeda procesó al ex agente civil del Departamento II de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional, Rafael Agustín González Verdugo, como cómplice del homicidio del periodista estadounidense Charles Edmund Horman Lazar.

Después de 30 años, es el primer procesamiento en un caso que inspiró el libro The execution of Charles Horman, de Thomas Hauser, que a su vez originó la película "Missing" (Desaparecido), dirigida por Constantin Costa-Gravas, y que contó con la actuación de Jack Lemmon y Sissy Spacek.

Allí se recogió el testimonio de González, quien en septiembre de 1975 se asiló en la embajada de Italia. Señaló, entonces, haber visto a Horman en el 9º piso del Ministerio de Defensa, donde se encontraban el general Augusto Lutz, director del Servicio de Inteligencia Militar (SIM); el coronel Víctor Hugo Barría, segundo jefe del organismo, y un norteamericano que no pudo identificar. Dijo que ellos acordaron eliminar a Horman, porque "sabía demasiado". Y añadió: "Su detención y muerte fueron llevados a cabo entre la CIA y las autoridades locales".

No obstante, el juez Zepeda estableció ahora que González interrogó al joven estadounidense un par de horas, luego de su arresto, el 17 de septiembre de 1973. Así, se transformó de principal testigo en único encausado.

Una semana antes del procesamiento, González estuvo en la ceremonia de "reencuentro de la familia aérea" que la Fach realizó en la Base Aérea de Quintero con sus exonerados políticos, acto que contó con la participación de la ministra de Defensa, Michelle Bachelet. Su único vínculo con la institución se remontaba a abril de 1974, cuando se integró al Sifa.

HACE MEDIO SIGLO

La viuda del periodísta, Joyce Horman, ha encabezado innumerables recursos judiciales para aclarar el caso.

Pero no son los únicos aspectos oscuros en este personaje. Franz Pfeiffer Richter fue "comandante nacional" del Partido Nacional Socialista Obrero (PNSO), única colectividad con existencia legal -entre 1962 y 1969- que ha reivindicado el uso de la svástica, la figura de Adolfo Hitler y, en general, las concepciones ideológicas del nacionalsocialismo alemán.

Era hermano del ex presidente de la Corte de Apelaciones, Alfredo Pfeiffer, y falleció en 1997. Ejerció una enorme influencia en Alexis López y Eugenio Lutz, quienes hoy encabezan los dos principales grupos que se identifican con el nacionalsocialismo: Patria Nueva Sociedad (PNS) y el Movimiento Nazi de Chile (MNCH).

La carrera política de Pfeiffer comenzó en 1954, en el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista (MRNS), grupo creado cinco años antes por un colectivo de admiradores del falangismo español. Aún existe, y es el más antiguo grupo "nacionalista" del país. Entre los fundadores se encontraban Ramón Callís y el cura Osvaldo Lira, quien años más tarde fue "consejero espiritual" de Manuel Contreras.

En sus primeros tiempos, por sus filas pasaron personas que adquirirían notoriedad pública, como Federico Mujica, Gastón Acuña y Mario Barros, según cuenta el libro Camino de Victoria, publicado en 1987 por Misael Galleguillos, hoy principal jerarca del grupo, el mismo que en el 2000 fue procesado por el asesinato del presidente de la Anef, Tucapel Jiménez.

En noviembre de 1984, Pfeiffer escribió una autobiografía titulada Memorias de 30 Años, de la cual circularon apenas 250 ejemplares, a uno de cuales tuvo acceso Ercilla. Por su ascendencia alemana, simpatizaba con el Tercer Reich al momento de concluir sus estudios secundarios, e ingresó al MRNS pensando que resolvería esas inquietudes políticas. No fue así, pues, "en definitiva, no era nazi", contó.

A pesar de ello, "por su secretaría pasaban algunos que sí se planteaban como tales (nazis)". Una noche, "un joven miembro me invitó a pasar a su casa. Allí tenía un retrato del Führer e innumerables objetos relativos y reliquias de mártires del Seguro Obrero". De hecho, "su habitación estaba repleta de retratos, libros y documentos (nacionalsocialistas), los que decía reverenciar".

Era el mismísimo Rafael González Verdugo.

EL "SVASTIQUITA"

Franz Pfeiffer recuerda que, "entre las cosas que Rafael González guardaba y que vi aquella noche, estaba la camisa del uniforme de Héctor Thennet. En sus bolsillos había una foto del Führer". Thennet era uno de los 59 jóvenes del Movimiento Nacional Socialista (MNS) que el 5 de septiembre de 1938 fue masacrado en el Edificio del Seguro Obrero.

Comprobó esa noche, según anotó, que "González no era realmente un hitlerista, sino que era un 'nazi estilo Hollywood', como hay tantos hoy día. De haber podido, se habría disfrazado de Mariscal, con monóculo y todo. En él tenían más importancia los uniformes, las armas, las anécdotas de guerra, cualquier cosa menos la doctrina".

El vínculo, en todo caso, fue útil para Pfeiffer, pues fue "iniciado" en el nazismo por el ahora procesado en el caso Horman. Relata que, "a través de González, me enteré que no solamente en Europa seguían existiendo organizaciones nacionalsocialistas, sino que había otros grupos nazis en Chile mismo".

Pfeiffer estableció nuevos contactos y formó el "Grupo 88", el que se transformó en filial chilena de Ku Klux Klan. Instaló explosivos en la sinagoga de calle Santa Isabel, el club Maccabi de calle Serrano, y una sede del PS.

Fue detenido en mayo de 1958. Sus pasos eran seguidos por la policía desde bastante tiempo antes. Rafael González, "enterado de algunos detalles, había concurrido nada menos que a la embajada de los Estados Unidos para denunciarnos". Luego, Pfeiffer se vinculó a los nacionalistas "estanqueros", que encabezaba Jorge Prat Echaurren. Más tarde, formó el PNSO.

El doctor Jorge Vargas Díaz es testigo de buena parte de la historia del nacionalismo chileno de posguerra, el que conoció en los años 30, siendo muy joven. Su tío, Gustavo Vargas Molinari, era uno de los tres diputados nacistas.
Su primera militancia también fue en el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista. Y no ha olvidado a Rafael González Verdugo. "Efectivamente, en esos años era uno de los jóvenes militantes destacados del MRNS", contó a Ercilla. Con una sonrisa, agrega: "Le decíamos 'svastiquita', pequeña svástica, por su manifiesta inclinación por el nacionalsocialismo alemán".

Ese mismo año 1954, González habría comenzado a trabajar como agente encubierto del Departamento de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Según reconoció después a funcionarios estadounidenses, inició también una relación con la inteligencia norteamericana.

EL CASO SCHNEIDER

Portada de la autobiografía Memorias de 30 años, de Franz Pfeiffer, a la que Ercilla tuvo acceso.

A mediados de los años 60, Juan Diego Dávila Basterrica era uno de los integrantes del "Alto Comando" del PNSO, según cuenta Pfeiffer en Memorias de 30 Años. Era un personaje con una significativa historia política, tanto así, que el 18 de abril del 2000, el escritor Miguel Serrano señaló a La Segunda que en Chile sólo existen dos "nazis auténticos: yo y un señor llamado Juan Diego Dávila".

Luego de participar en el MNS, se incorporó al Movimiento Nacionalista de Chile, que formaron Guillermo Izquierdo Araya y el general Ariosto Herrera Ramírez, quien intentó un golpe de Estado contra Pedro Aguirre Cerda. En los primeros años del Gobierno de Gabriel González Videla, se sumó a la Acción Chilena Anticomunista (ACHA), grupo político y paramilitar -formado por Arturo Olavarría y Jorge Prat- que tomó contacto con los Estados Unidos para proscribir al PC.

Y en octubre de 1970, fue el "jefe operativo" del comando que intentó secuestrar y que finalmente asesinó al comandante en jefe del Ejército, René Schneider. Este hecho fue la culminación de un complot, digitado por la CIA, encabezado por el general Roberto Viaux.

Un año antes, Viaux había organizado el alzamiento del Regimiento Tacna. Tras ese acontecimiento, se acercaron al general un conjunto de nacionalistas, como Jorge Prat, Gastón Acuña y Juan Diego Dávila, quienes lo incitaron a continuar conspirando. De ese modo, una enorme cantidad de implicados en la conspiración contra Schneider procedía de las filas del nacionalismo.

Este hecho aparece extremadamente significativo, pues -según declaró González al juez Zepeda- lo que más interesaba a la inteligencia militar, de Charles Horman, era una investigación que realizaba sobre el asesinato de Schneider.

Hasta ahora, la hipótesis dominante sobre las causas de la muerte de Horman sostenía que fue el resultado de que el 11 de septiembre se encontraba en Viña del Mar, y había alternado, por casualidad, con oficiales estadounidenses (Patrick Ryan, Arthur Crater y Ray Davis), quienes habrían deslizado su participación en el golpe de Estado.

Con los nuevos datos, es plausible inferir que la ejecución del periodista estadounidense tuvo su origen en sus investigaciones sobre el caso Schneider, en el que estaban comprometidos viejos "camaradas nacionalistas" de González. Y también la CIA. Destacados

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